Hoy entrevistamos a uno de los rostros más conocidos del panorama telvisivo español en los útimos tiempos. Amable, educado, divertido y, sobre todo, con las ideas muy claras. Así es Martín Rivas, hijo del reconocido periodista, novelista, ensayista y poeta Manuel Rivas. A sus 26 años ya tiene todo un séquito de fans adolescentes que lo persiguen allá donde va, pero él mantiene los pies en la tierra.
—¿Queda algo del chico que en 2007 dejó Santiago para instalarse en Madrid?
—Aquello supuso un cambio muy brusco, era muy joven y no sabía en qué iba a derivar todo esto. Pero lograba mi independencia económica. Fue un desafío.
—Debe resultar duro mantener una pose.
—Me gusta ser sensato y medir lo que digo. No me preocupan las preguntas que me hacen sino las respuestas, que sean malas. La popularidad forma parte del juego. Esta profesión implica algo más que actuar, es un negocio, como el fútbol.
—¿Y ser sexy forma parte del juego?
—Si alguien me considera guapo le estaré agradecido. No es una etiqueta incómoda. El problema surge si solo llega eso. No me veo como un ídolo. Me esfuerzo para que la gente se involucre en mi trabajo.
—¿Cómo llevas la fama? ¿Te agobia?
—No. Me molesta, me agobia pero desde el punto de vista de que a veces resulta un poco agresivo. Cuando vas en el metro en Madrid y se ponen a gritar «que si que es… que no es… que si…» y de pronto todo el vagón te está mirando y no sabes dónde meterte. Es bastante incómodo y agresivo.
—¿Te gustaría más tu trabajo sin esa parte?
— Yo creo que esto es pasajero y simplemente es esta moda. Si consigo hacer las cosas bien ya me tomarán más en serio. Pero como es algo que no puedo controlar no depende de mí.
—¿Ser actor fue fruto de la casualidad?
—De niño recuerdo que soñaba ser futbolista o médico. Con el tiempo entré en una escuela de interpretación porque mis profesores de la facultad me lo aconsejaron para que aprendiera a analizar textos y poder dar pautas a los actores. Ahí me di cuenta de que lo que me gustaba era actuar.
—¿Hasta qué punto es necesaria la formación académica para un actor?
—Es imprescindible pero también hay que ser un poco autodidacta y formarse uno mismo leyendo, viendo cine, acudiendo al teatro… De los compañeros también se puede aprender bastante.
—Y tú, ¿de quién has aprendido más?
—De Luis Merlo. Es un actor muy generoso que siempre te está dando consejos. Antes de grabar una secuencia te proporciona dos o tres pautas y siempre son acertadas.
—¿Te sientes cercano a los jóvenes de tu edad?
—Puede ser que sea un privilegiado. Pertenezco a una generación engañada. Se nos incitó a tener muchas expectativas, que luego no se han cumplido. La situación es bastante desesperanzadora entre los universitarios. Yo sé que tengo suerte.
—¿Sigues soñando con ser director de cine?
— En un futuro sí que me gustaría hacer películas. Además, eso es lo que me llevó a la interpretación, y creo que podría compaginarlo con la carrera de actor. Aunque, si ya cuesta ser bueno en una cosa, imagínate en dos. Hice una película en verano y tuve una experiencia muy chula porque hay una diferencia muy grande de cómo se trabaja en el cine y en la televisión. Es algo mucho más íntimo
—Sabemos que eres un lector voraz…
—Leo un poco todos los días. Ahora estoy con la biografía que Peter Biskind ha hecho del actor y productor Warren Beatty.
—Participas también en campañas de moda. ¿Te gusta?
—Posar para buenos fotógrafos me ayuda en mi trabajo interpretativo. Sabes que todo depende de la mirada, la luz, de la posición… Tu cuerpo se convierte en un lienzo. Y si encima si te sacan guapo y estupendo… Esto no tiene nada que ver con ser presumido o narcisista. Lo soy en la justa medida, disfruto cuando me veo bien, pero tampoco entiendo mucho de moda. Simplemente me gusta ir bien.
—¿En qué momentos muestras tu lado más salvaje?
—Viendo un partido de fútbol, por ejemplo. Aunque esa imagen la reservo sólo para mi gente y prefiero que no trascienda, está dentro de mí. Me gusta entusiasmarme y, algunas veces, hasta ser irracional y visceral, pero procuro que no salga a la luz, y más en los tiempos que corren.
—¿Te influyen las críticas?
—A todo el mundo yo creo. No leo lo que ponen en Internet, pero si el que lo hace es un profesor de teatro, un compañero o un amigo siempre va a ser una crítica constructiva y siempre es buena si sabes escucharla, si sabes incorporar lo que te dicen. Y por eso te digo que Internet es un vertedero de tonterías en el que casa uno dice lo que mejor le parece, ya que hay gente que piensa que eres la hostia, y otros que eres una mierda. Por eso no puedo sacar nada en positivo.
—¿Sigues los consejos o te gusta más ir tu, verlo y probarlo?
—A mí lo que me gusta es recibir los consejos y después con esos consejos hacer lo que yo quiera.
—Si tuvieras que elegir la serie en la que mejor te has encontrado a la hora de interpretar, ¿cuál elegirías?
—El Internado fue la serie en la que tuve un mayor recorrido de todas la que hice, porque las otras en el tiempo que hacíamos en Maridos e mulleres 26 capítulos, hacíamos seis o siete en El Internado. Es un trabajo mucho más minucioso y hay una elaboración más conseguida que en el otro, en el que parecía que era hacer una secuencia tras otra. Eso te da la posibilidad de analizar lo que haces.
—¿Qué crees que te depara el futuro?
—La vida son ciclos y ahora necesito empezar de cero otra vez, es parte de mi construcción como persona. Entonces estaba angustiado, tenía la responsabilidad de hacerlo bien y encontrar mi sitio. Aprendí a sobrellevarlo.
sinceramente a mi Martin me encanta y me encantaria conocerlo en persona e incluso hacerle una estrevista soy su fan numero 1 :)
ResponderEliminar