Como cada 3 de mayo desde hace 21 años, hoy celebramos el día mundial de la libertad de prensa. Pero llega con un penoso hecho: el secuestro de un corresponsal de una cadena televisiva de Francia por parte del frente 15 de las Farc.
Esto es un retroceso en las intenciones de paz de estas tropas insurgentes con
el país y un golpe ostentoso para el periodismo a nivel mundial.
La libertad de información es la aplicación de la libertad de expresión
al trabajo periodístico, asentado en el principio constitucional que
reconoce y protege el derecho a comunicar y recibir información veraz,
plural, sin ningún tipo de censura, presiones o consignas que
desvirtúen las esencias mismas de la información.
Los periodistas aprovechamos este día para hacer el acostumbrado
manifiesto en favor de la libertad. Un manifiesto que siempre acaba quedando vacío no tanto de contenido retórico si no en
sentido práctico. Pero estamos obligados a ello aunque solo sea por cagarnos en los demonios de la profesión que tientan y obstaculizan nuestra función de comunicadores de la actualidad.
Estos demonios tienen mil caras y lo que intentan con todas sus armas es favorecer los intereses politicos y económicos que van en contra al bien común y a la justicia social.
Ejemplo reciente de lo que digo, es el intento mal disimulado del
Gobierno por hacerse con el control de RTVE, prueba evidente de que
nuestros políticos profesan escasamente la fe en la democracia y en los
valores connaturales al propio sistema de libertades.
Por ello, aunque lo periodistas tenemos siempre en los labios las palabras información, expresión y libertad, muy pocas veces hemos podido pornerlas en práctica.
Creo que es el momento de recordad que la libertad es un bien natural y público. Esta asociada a conceptos como justicia, verdad o responsabilidad moral. Y la libertad de expresión es uno de los derechos primarios del hombre, que emana de la propia condición humana, no de los Estados ni de los gobiernos. Esta es la garantía de que el ciudadano debe de ser respetado en su dignidad como persona, por encima de cualquier otra consideración.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos dice en su artículo
19: 'Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión;
derecho que incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones,
como también el de investigar, recibir informaciones y opiniones, y
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de
expresión'.
También nuestra Constitución en su artículo veinte reconoce y
protege la libertad de expresión y el derecho a la información: 'expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones
mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción
y a comunicar o recibir libremente información veraz'.
Pero, ¿realmente tenemos los periodistas libertad para informar de la
verdad de lo que pasa? ¿Está totalmente garantizado el derecho de los
ciudadanos a recibir información veraz?
Lo único que tengo claro es que sin libertad de información y expresión no podemos hablar de una
sociedad democrática. Sin medios independientes, sin periodistas
profesionales no hay periodismo y se elimina el derecho esencial a
expresarse y a informar en libertad. Y sin periodismo la democracia es
una pura farsa.