Toda obsesión y adicción que tengamos es mala, ya sabes: lo bueno, si es breve, dos veces bueno. Es decir, lo poco gusta y lo mucho cansa. Lo que quiero decir con estos dichos es que los excesos, sean del tipo que sean, son malos, por lo que las adicciones también lo son.
El principal problema que tenemos es que no estamos a gusto con lo que tenemos y casi siempre nos gusta más lo de los demás o lo que nos es difícil conseguir, como el moreno de piel. Llegar a tener un color bronceado es cuestión, entre otras cosas, del tipo de piel que tenga cada persona, por lo que a las personas con una piel blanca por naturaleza les va a costar mucho coger color, incluso pueden llegar a dañar su piel. Además, es posible que caígan en una obsesión por el bronceado. Ahí es donde aparece el problema. La tanorexia es una adicción al bronceado a querer tener un color de piel más moreno que el que se tiene y nunca estando conforme con el color de piel actual. El problema viene cuando ya se ha obtenido un buen color pero se sigue con la obsesión por ponerse moreno.
Las personas más susceptibles de tener tanorexia son las mujeres de entre 25 y 35 años. El problema viene cuando hacen de todo por estar morenas, como gastarse el dinero en sesiones de rayos UVA durante el invierno, para no perder el color; además, en verano, cuando van a la playa, se pasan horas tomando el sol, con el consiguiente peligro que esto supone. El principal problema es el daño que se le puede hacer a la piel, si no se adoptan las medidas necesarias: el cáncer de piel es el peligro al que se expone. Además, la piel se envejece notablemente. Aunque también hay que tener en cuenta los mitos del bronceado.
Se trata de una verdadera obsesión por tener un color de piel morena. La tanorexia es la enfermedad del bronceado, la adicción por estar morenos. La solución: la prudencia. Toda adicción, sea del tipo que sea, es mala. Hay que procurar ser consciente de los peligros a los que nos exponemos.
Los mitos del bronceado
El problema es que no estamos a gusto con nuestro cuerpo. Los que tienen la piel morena, la quieren tener menos oscura y lo que tiene la piel blanca, quieren coger más color y ponerse morenos. En general, en la época en la que nos ha tocado vivir, la tendencia es a ponerse moreno y broncearse.
Uno de los mayores mitos del bronceado es el del melanoma. Se dice que las personas mayores de 30 años deben protegerse más del sol para evitar sufrir un cáncer de piel. No es cierto, ya que el sol que recibe nuestra piel antes de los 18 años puede ser suficiente para desarrollar una enfermedad en el futuro. Lo que sí es cierto es que tomar el sol debilita la piel; por eso vemos a personas mayores que llevan toda la vida tomando el sol con la piel un poco caída.
Un mito que es cierto es el de que las pieles morenas tienen menos probabilidades de sufrir un cáncer de piel. La razón es la melanina, un componente natural. Pese a ello, todos debemos protegernos al exponernos al sol.Otro de los mitos es el de las camas solares. En realidad, estas camas no son tan buenas como las pintan, ya que puedes correr el riesgo de quemarte o de perjudicar tu piel. Darse baños de rayos UVA no tiene por qué ser mejor que tomar el sol.
Uno de los mayores mitos del bronceado es el del aceite de oliva o girasol, que para nada hace que tu piel se ponga morena, simplemente hueles a ensalada. Tampoco la Coca-Cola como decía la famosa Sara Montiel. También hay que señalar que la piel se debe acostumbrar al sol poco a poco, por lo que los primeros días que estés en la playa no te expongas al sol mucho tiempo. Deja que tu piel se habitúe. Lo que sí debes hacer es hidratarte, bebiendo agua y dándote crema en el cuerpo. Tambíen puedes probar las toallitas bronceadoras o el autobronceador.