Si nos preguntaran quién es el autor de Cinco horas con Mario, de La sombra del ciprés es alargada o de El hereje, contestaríamos todos sin pensarlo dos veces. Y es que cuántas horas nos hemos pasado estudiando a Miguel Delibes y sus obras durante el bachillerato, sobre todo cuando teníamos esos exámenes de literatura contemporánea que tanto odiábamos. Sus novelas recogieron los últimos latidos del mundo rural castellano, con paisajes austeros pero llenos de matices, y con personajes tiernos y defectuosos, como los de verdad. Recuerdo que, aunque los críticos literarios destacaban especialmente La sombra del ciprés es alargada, mi profesora de literatura adoraba Cinco horas con Mario (1966) y, escuchando sus clases, me despertó tal interés que decidí leer la novela. Es un libro que me resultó bastante interesante sobre todo por su estructura desordenada. Que una mujer se pase toda la noche hablando con su marido ya muerto, me pareció un tema muy original para la época, y que sólo un autor como Delibes sería capaz de resolver de una forma tan brillante.
Miguel Delibes vendía anualmente cientos de miles de ejemplares porque fue un gran trabajador de la literatura que cautivó con sus historias a todos los españoles. Delibes tenía un aire distante, pero era muy emotivo. Su sensibilidad extremada se manifestaba en la incapacidad de asumir cualquier injusticia, sobre todo, ajena. Un buen amigo mío, Paco, y gran conocedor de la literatura de Delibes y de su persona, me contó una vez que el primer libro que leyó de este gran literario fue Las Ratas (1962), una novela que calificó de sórdida e innecesaria en un primer momento, pero que años después no sólo la comprendió, sino que se convirtió en una de sus novelas favoritas.
En El camino (1950), sin embargo, Delibes detalla de tal manera los escenarios en los que transcurre la acción que te los imaginas perfectamente. Me contó Paco que hace hablar a sus personajes con diálogos que nos parece escuchar, siempre dueño de una prosa inimitable, sonora, rítmica. La crítica siempre ha admirado en Delibes su capacidad para poner voces a sus personajes. Pero Paco también me dijo que había mucha tristeza en El camino, pero no era amarga, sino más bien de explicitación de esa angustia que genera el mero vivir y a la que toda persona intenta dar sentido. Para muchos esta es la mejor novela del escritor, que nos enseña a seguir adelante en el camino aunque este no nos guste.
"Todo español tiene su Delibes favorito" me repite Paco constantemente, y él ya tiene el suyo: orientó su tesis doctoral hacia la obra periodística del novelista. Sabía que no era el primero ni el segundo ni el tercero al que se le ocurría escribir sobre Delibes, pero aún así se volcó totalmente en su nuevo proyecto. Miguel Delibes fue director y accionista del periódico El Norte de Castilla. Siempre reconoció que se hizo escritor en el periodismo. No resulta difícil comprobarlo en la evolución de su labor: desde su primera crónica hasta que se puso a escribir La sombra del ciprés es alargada pasaron apenas tres años, y sorprende menos el salto si se acompañan las muchas crónicas, artículos, críticas de cine y de libros que escribió en esos meses. En estos textos aparecerían ya las preocupaciones que Delibes tematizaría en sus obras: la infancia, el sentido del origen, la vocación, la muerte. Las ratas y Viejas historias de Castilla la Vieja nacieron de ficcionar lo que no podía noticiar en el periódico: la ruina y el empobrecimiento del mundo rural castellano.
Pero Delibes podría haberse dedicado al marketing, a dar conferencias, a dejarse ver, a cultivar su imagen de pionero del ecologismo. Sin embargo permaneció encerrado en Valladolid trabajando. El resultado es una obra amplísima y variada que cerró los años noventa con dos grandes novelas: Señora de rojo sobre fondo gris (1991) y El Hereje (1998), con la que ganó, a los 78 años, su segundo Premio Nacional de Literatura.
Desde este momento la salud de Miguel Delibes había empeorado. Padeció un cáncer de colon y su aspecto se había degradado. La cara se le había redondeado, y estaba más gordo y encogido. Paco, que era amigo de Delibes, lo telefoneó al atardecer del 19 de octubre de 2008 y me contó que don Miguel, le hablaba con la ternura, la emoción y las palabras de quien sabía que no se verían más. Y así fue, el gran novelista español murió apenas dos años después.
Gran entrada David!!Gran Delibes y gran obra Cinco horas con Mario. Una de las obras que más me han gustado.
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