Mi entrada de hoy no va a ir ni de asesinos, ni de políticos muertos, ni de sitios que me gustan. La entrada de hoy va a ser un homenaje.

Cuando yo era pequeño pasarse una tarde entera jugando a la consola era impensable, no solo por la razón de que eran pocos los colegas que tenían consolas y sus padres les dejaban llevar colegas a casa, si no porque todos preferían andar haciendo el gamberro por ahí.
Recuerdo aquellas tardes de verano con la pandilla. Saltábamos a las fincas de los vecinos a robar fruta y comíamos hasta que no nos podíamos ni mover. Los chavales de ahora se ponen ciegos a gominolas, luego extraña que estén todos obesos.


¿Y quién de vosotros no tuvo nunca un álbum de cromos? Recuerdo (aunque a mi nunca me haya gustado el fútbol) aquellos cromos del Super Depor, de cuando Bebeto, Donato y todos esos, ¿Quién diría que yo me iba a acordar de eso eh? Eso sí que era fútbol y no lo que hay ahora, que parecen pases de modelos.


¡Y cómo olvidarse de Simón, de aquellas pizarras “mágicas” para dibujar y de los juegos de magia! ¿Y Ondamanía, aquellas espirales de plástico de colores que se pasaban de una mano a otra?
Hablemos ahora de nuestras meriendas y golosinas:
Es imposible olvidar aquellos sobres con polvos de colores que se mezclaban con agua y daban como resultado una bebida increiblemente deliciosa que no duraba nunca mas de cinco minutos, el Tang.
Si os digo la verdad ni siquiera se si todavía existe, la próxima vez que me pase por un supermercado preguntaré y si todavía hay me llevaré unos sobres para recordar viejos tiempos.
Y ya en ocasiones excepcionales podíamos hablar de comernos un mikolápiz, un polo de hielo o un frigopie, aquellos helados con forma de pie que sabían a ¿Fresa? y que se derretían misteriosamente rápido y acababan pringandonos las manos enteras.
O un caramelo “push pop”, aquellos caramelos que para que salieran había que pulsar por debajo y que al final chupabas mas el plástico que el caramelo y acababas con la mano llena de babas. Un paquete de caramelos pez o unas pulseras de caramelo (que manoseabamos hasta la saciedad antes de comérnoslas). Unos peta zetas (Eran de risa, no había nadie que se resistiera a hacer el gilipollas cuando se comía un sobre de estos) o chicles bubaloo.
¿Y la tv de nuesta época?
Yo recuerdo que cuando tenía clase apenas veía la tv, los míticos simpsons o cosas de casa (¡Steve urkle!) al mediodía y como no, Xabarín club mientras merendaba (todos los niños gallegos lo adorábamos).
Pero los fines de semana recuerdo que me levantaba a las 8 de la mañana (¡No necesitaba despertador, era increíble!) y me tiraba en el sofá hasta la hora de comer o hasta que me venian a buscar mis amigos, viendo las series que daban en todos los canales, alternando cuando daban publicidad.
Oliver y Benji, Power rangers, Club Disney, Club Megatrix, Bola de dragón, El equipo A, etc…Podría tirarme horas diciendo series que molaban.
La lucha libre de nuestra época, ¿cómo olvidar al mítico Hulk Hogan?Eso si que era lucha y no lo de ahora, ¡los nuestros estaban curtidos!

Y por supuesto, los juegos de la Gameboy. Ser entrenador pokemon era todo un reto aunque no lo parezca, ¿eh?
Nada más empezar te sometían a la peor elección de tu vida: Qué pokémon escoger para empezar a jugar. ¿Cómo voy a escoger un pokémon si ni siquiera se de que va el juego?
Aún así yo era más de squirtle, decían que era una mierda, pero no había quien aguantara una ventisca.

Acabo de recordar el mítico truco de clonar cosas con el cable link: Ponías a pasar algo y cuando estaba por la mitad apagábais los dos la Gameboy y al encenderla había dos posibilidades: Que los dos tuviérais el pokémon o el objeto a clonar o que simplemente se fuera a tomar por el culo y desapareciera.
Que mítico era clonarse al mew de otros colegas o caramelos raros para subir de nivel…
De todas formas mew no era difícil de conseguir. Era un puteo, eso sií pero difícil difícil… Era el truco aquel de las islas fallo, ¿recordáis? Dar cinco pasos en la zona safari, salir, entrar, salir, ir a no se donde, volver a la zona safari y…¡Pum! Ya estabas en islas fallo. La verdad es que era un poco raro eso de pasear por una zona hecha con números y cosas sin sentido, no se a quien se le habría ocurrido…
Bueno, hay que decir que ahí no solo salía mew, también salia… ¡Missigno! Aquel pokémon que era una interrogación (si no recuerdo mal) y copiaba lo que hacían los pokémon enemigos.
El objetivo final de pokémon nunca lo entendí, se supone que era vencer a Gary en la liga pokémon, pero podías vencerlo una y otra vez que nunca conseguías nada nuevo, solo 15 minutos de textos que no se podían pasar dándole a la B y otros 15 min de créditos, cosa que suponía una eternidad porque no podías apagar la Gameboy, si lo hacías no podías guardar el juego…
¡Tranquilos!, se que me olvido de muchas cosas, pero como comprenderéis no puedo nombrarlas todas. De todas formas ahí van unos cuantos recuerdos más:


Los maletines de plastidecor: Todo el mundo con sus cajas de 12 colores en clase de dibujo y cuando alguien sacaba su maletín de lápices, ceras y rotuladores de colores era como si se apareciera la virgen. Y los bolis de 10 colores.
Los tazos de chester cheetos, que se clasificaban en:
- Tazos normales
- Chiquitazos: En ellos aparecían imágenes caricaturizadas de chiquito con sus frases célebres.
- Magic tazos: Unos tazos con un holograma en el que se podía ver su imagen cambiar dependiendo del ángulo en el que se miraba.
- Mega tazos: Igual al normal pero con la parte posterior amarilla y con el texto “mega tazo”.
- Master tazos: Eran unos tazos con un tamaño y peso superior a los normales que se conseguían dentro de las bolsas de aperitivos grandes.
- Macro tazos: Los macrotazos eran mas grandes que los master tazos, pero eran del mismo grosor que los normales.
Y muchas más cosas que me dejo pero que no puedo nombrar porque son demasiadas, creo que con todo lo que os dejé ahí arriba hay suficiente para empezar a recordar y tener ataques de nostalgia, yo los tengo y no os imagináis como echo de menos esos años, es una pena que no vayan a volver, ni para nosotros ni para nadie.
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